martes, 31 de marzo de 2009

Capítulo 3

Capítulo 3
Una verdad imposible

Jill comenzó a llorar de nuevo y otra vez ocurrió que su última lágrima, se convirtió en una lágrima de sangre sobre el tablero. ¿Por qué sólo la última lágrima de Jill? Todo era muy raro y para mí, inexplicable. Todos intercambiábamos con la mirada una misma pregunta: ¿Qué nombre será el que Alice comunique? Otra vez, el vaso se mueve, pero ahora la energía era diferente, parecía marcar un rumbo seguro. Tras varios minutos marcó las letras: R-E-B-E-C-A. Rebeca.

-¿Yo?- dijo Rebeca levantandose bruscamente. Esto es una farsa y no existe ningún espírtitu que se esté comunicando con nosotros, me habéis engañado, intentáis asustarme, todo es una broma. - dijo en un tono de voz algo irónico.
Rebeca pegó un salto , cogió el vaso y lo rompió fuertemente contra el suelo haciendolo estallar en mil pedazos. Ahora Rebeca había impedido el regreso de Alice a su mundo, ahora quedaba ibre y la perseguirí hasta matarla. Rebeca salió corriendo. A los pocos minutos ya casi no se veía a los lejos de la calle. Todos fijamos nuestras miradas en Jill buscando una respuesta a tanta pregunta.

-Veréis, Rebeca, Alice y yo nos conocimos en Manhatan, cuando estabamos en 3º de primaria. Antes, íbamos juntas a todos los lugares, hasta que Alice desapareció al año, cuando vinimos al instituto. Antes de desaparecer nos dijo que tenía muchos problemas pero no nos quiso contar nada. Y hasta hoy.

-¿Pero por qué estaba enfadada con Rebeca?- dije inquieto. Jill se encogió de hombros sin decir ninguna palabra. De pronto sentimos la presencia de alguien detrás de nosotros, pero no había nadie.

-¡Mirad, allí!¿Qué es quello?- dijo Carlos un tanto asustado. Seguidamente, todos miramos el lugar al que señalaba Carlos con su dedo índice. Cercana a la entrada del cementerio, había una gran cruz blanca y reluciente sobre un pedestal también blanco. Un mensaje aparecía como en letras ardientes en el frontal del pedestal:


Lo firmaba Alice...

-¿Por qué, Alice? Yo no te hice nada, fue todo culpa tuya... - dijo Jill. Ahora nadie entendía nada. Jill derramó unas lágrimas y de nuevo, su última lágrima se convirtió en una lágrima de sangre sobre el pedestal de la cruz, la cual hacía un contraste del blanco del pedestal con el rojo de la sangre.

-¿Qué está pasando? ¿Por qué la última lágrima de Jill se hizo sangre de nuevo? Mi cabeza no podía enlazar las piezas de este enigma.

Capítulo 2

CAPITULO 2
Una extraña respuesta



Jill recordó a Alice. Una lágrima surcó su rostro y calló al suelo. Comenzó a derramar lágrimas e intentamos consolarla. Al poco tiempo ya estaba más tranquila. La última lágrima que cayó en el tablero se convirtió en una gota de sangre. Todos comenzamos a tener miedo, pero si quitábamos el dedo del vaso, el espíritu de Alice quedaría atrapado en este mundo y nos perseguiría para siempre. Creía haber tenido la suficiente información, pero ahora me dí cuenta que por más información que se crea tener, nunca tenemos la suficiente.

-¿Estás persiguiendo a alguien de nosotros?- dijo Rebeca
El vaso se posó sobre el "sí".

-¿Nos persigues a todos?- prosiguió.
Y el vaso se puso sobre el "no".

-¿A quién persigues, Alice?- dijo Jill, esta vez, con una voz temblorosa. El vaso pareció dudar por un momento y se movió al "sí". Y seguidamente el vaso comenzó a girar rapidamente sin marcar ninguna letra. El canto del vaso rallaba la madera. Ahora sí estábamos realmente asustados, nerviosos...

-¿Por qué está girando rápido?- dijo Carlos recorriéndonos con una mirada.

-¿Qué ocurre?- dijo Jill cogiéndose de la mano de Carlos. Imposible creerlo, Alice, desde el otro lado, parecía enfadada, pero no marcaba ninguna letra. A los pocos minutos el vaso se paró bruscamente y todos nos miramos extrañados. No entendíamos por qué había empezado a moverse bruscamente, pero tampoco lográbamos entender el por qué el vaso se paró tan fuertemente. El vaso comenzó a empañarse por dentro a pesar de que era una noche calurosa de verano. El vaso quemaba y estaba aún mas empañado que antes. Algo se podía ver a través del cristal.

-¡Alice!- dijo Jill con voz potente. ¿Por qué desapareciste? ¿Qué te ocurrió aquel día? Jill decía haber visto la imagen de su amiga Alice dentro del vaso, una idea que parecía absurda. Todo era muy extraño y el ambiente estaba bastante tenso. No entendíamos nada. ¿Por qué todo tenia que ser así?
Ahora no podíamos pensar en otra cosa mas que en si el vaso marcaría "el nombre".

Lágrimas de Sangre Capítulo 1

Hoy publicaré el primer capítulo de mi segundo libro que daré a conocer. Mi libro se llama Lágrimas de Sangre, es el título que he decidido para el libro, pero si a alguien se le ocurre uno mejor que lo deje en los comentarios.

CAPITULO 1
Un dificil comienzo


Eran las doce de la noche, y allí me encontraba, solo junto a la cruz. Aún no sabía si los demás se estaban retrasando o si se habían echado atrás por miedo. Habíamos quedado a las 12 de la noche para realizar el "juego" de la Ouija. Habíamos visto en varias películas sobre cómo debíamos hacerlo, o bien en un tablero, o bien en unos folios. Al rato llegaron los demás. Carlos, el chico moreno y alto, portaba en sus manos un tablero grande. Jill, la chica con mucho carácter y la más guapa del instituto, portaba en sus manos un vaso y un rotulador negro permanente. Chris era el único que no traía nada en sus manos. Era el chico mas apuesto y solicitado de las chicas, aparte de ser inteligente. Faltaba por llegar Rebeca, y se veía a lo lejos de la calle. -Ya estamos todos, ¿no?.-dijo Jill

-Si, vayamos al cementerio.- dije.
Todos anduvimos hasta que llegamos a la entrada del cementerio. Jill le dio el rotulador a Rebeca y ella comenzó a dibujar en círculo todas las letras del abecedario, los números del cero al nueve y un "Sí" y un "No".
Pusimos el vaso encima y...

-¿Estamos todos preparados? El que desee irse, puede hacerlo.-dijo Jill.

-Sí.- contestamos todos al unísono.
Ahora sí es la hora de colocar el dedo encima del vaso. Rebeca comenzó con una pregunta evidente.
-Si hay alguna persona a entre nosotros, que nos envíe alguna señal.-
De pronto, el vaso comenzó a moverse y se puso sobre el Sí. Sé que no era miedo lo que yo sentía en aquel momento, pero un escalofrío me recorrió la espalda que me hizo dudar.

-¿Quién ha empujado el vaso?- dijo Carlos. Él no podía creerlo. Yo estaba muy nervioso, la mano me sudaba.
Rebeca prosiguió:
-¿Cuál es tu nombre?-dijo con una potente voz.
Después de tanto movimiento, el vaso marcó cinco letras: A-L-I-C-E. Alice.
-¿Alice?- pensé extrañado. Era una compañera de Jill, estuvo con ella varios años y un día, sin explicación ninguna, Alice desapareció.
-¿¡Alice!?- dijo Jill con los ojos sumergidos en un mar de lágrimas...